domingo, 30 de octubre de 2016

Las callecitas de Buenos Aires tienen ese "que se yo" viste...


Centro Cultural Paco Urondo (25 de Mayo 201)
Espacio Núbico- Recorrido Sensorial

 


Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat 
(Olga Cossettini 141)
"OJO" de MARCIA SCHVARTZ

 

lunes, 3 de octubre de 2016

¿Paseamos?...



Parque de los Laberintos - Tecnópolis

El comienzo
Elegí El Parque de los Laberintos en Tecnópolis como primer espacio cultural para recorrer. Lo que me atrajo de esta muestra fue que el artículo proponía un acercamiento al universo de Jorge Luis Borges. "Borges es una figura central este año. Celebramos su legado y lo proyectamos a nuevas generaciones a partir de propuestas artísticas que cruzan todas las disciplinas y que buscan la participación y la interacción con el público", afirmó Hernán Lombardi, ministro de Medios y Contenidos Públicos de la Nación. (Extraído de lanacion.com.ar)

Con mi socia cultural
El domingo nos juntamos con Solana, compañera y amiga, para ir juntas a Tecnópolis. Cuando llegamos note que el predio era más grande de lo que imaginaba. El día estaba ideal para caminar; había un hermoso sol y a la sombra corría una brisa refrescante. Con Sol habíamos acordado en llevar unos mates para disfrutar de nuestro recorrido.

Comenzamos a caminar por uno de los senderos asfaltados buscando el parque de los laberintos. Fuimos observando diferentes estructuras en las cuales se desarrollaban otras muestras. Chusmeamos algunas con motivo de ver si nos servían para nuestro itinerario. Luego, al ver que no encontrábamos nuestro lugar de destino, consultamos a una chica que nos guió hasta el parque.
Al llegar vimos una entrada con la leyenda "parque de los laberintos"; al cruzar el umbral observamos varios circuitos con diferentes formas. El más próximo a la entrada era uno hecho de chapas con todos graffitis decorándolas. Más lejos, divisamos uno de espejos, otro de placas de vidrios de colores, otro muy grande con varios pisos, uno de un enrejado de colores con forma hexagonal (muy llamativo visualentente). Comenzamos nuestro recorrido por éste. Al ingresar y comenzar a caminar me desilusioné ya que había una única forma de recorrer el laberinto y era en forma circular, hasta encontrar una abertura que nos llevaba a otro nivel más profundo; así sucesivamente hasta llegar al centro. Con mi amiga nos pregúntanos que tenía de laberinto esto. Decidimos visitar otro, uno con paneles de vidrios de colores. También pasó lo mismo que en el otro; más que un laberinto era un camino... no me gustó para nada. Además el espacio era muy reducido y con mi compañera lo queríamos recorrer tranquilas, charlando y tomando mates; por momentos pasaban los niños corriendo y teníamos que detenernos y dejar pasar porque te embestían.

ReflejArte
El tercer "laberinto" tenía espejos (parecían paneles de papel aluminio) que al mirarte devolvían imágenes distorsionadas. En cuanto a la forma de recorrerlo era la misma que el resto, pero este fue e que más me gustó, ya que se asimiló a la idea de laberinto que tengo; esta idea estaba proporcionada por esas imágenes borrosas, figuras desdibujadas, siluetas distorsionadas que al pasar provocaban el desconocimiento visual del propio sujeto que se detenía en busca de su reflejo. Me gustó mucho esta idea de desconocimiento de lo conocido, de ser y no ser al mismo tiempo... un laberinto de mi propia imagen.

Después fuimos a otro laberinto, cuya estructura era inmensa: tenía varios niveles, había lo alto, para recorrer. Me hizo acordar a un juego de computadora de esos de antes, tipo Pacman. Obviamente estaba lleno de niños/as jugando a subir y bajar estos niveles. Decidimos no recorrerlo.

Por último, y sinceramente ¡Al fin! Habíamos recorrido todos los espacios. Nos faltaba únicamente el del comienzo, que casi como llevándole la contra al mundo (bien a mi estilo), lo deje para el final.

El laberinto pintado de graffitis... no se si fue el cansancio, o que había mucha gente, o que ya no queríamos saber nada con esos "laberintos", lo recorrimos rapidísimo. Al salir sentí una sensación de alivio, que se esfumó casi instantáneamente cuando vimos, a lo lejos otro laberinto. Al igual que el resto era circular; tenía la particularidad de que desde afuera podías ver el centro del mismo (tenía unos juegos para niños). Su diseño era de troncos de madera de colores en círculo y como un espiral (supongo, visto desde arriba). Lo recorrimos, casi como para ganarnos el premio a las conocedoras de laberintos circulares del planeta. Así finalizó nuestra visita.

Luego continuamos recorriendo Tecnópolis y fuimos a una muestra de Cs. Naturales relacionada con los dinosaurios. Excepcional. Me encanto. Pensé: -“Que lastima que no puedo escribir sobre esto para EDDI!”-.

La muestra de los laberintos no fue del todo de mi agrado. Me gustó haberme permitido conocer Tecnópolis, la compañía de mi amiga y compañera Solana; los mates y el hermoso día al aire libre que pasé.
En cuanto a la relación de esta muestra con Borges, en varios momentos durante la recorrida pensé, en qué punto los autores de la muestra se basaron en el concepto de laberintos al cual alude el escritor argentino antes mencionado. Como no soy para nada conocedora de su obra, que queda pendiente leer algo de éste autor para intentar encontrar algún tipo de sentido o conexión con la muestra.
Quizás simplemente, era una muestra lúdica, focalizada a los niños (creo), porque no hubo complejidad alguna al momento de sortear los laberintos. En cambio, en varias ocasiones, escuché niños llorando, angustiados, llamando a sus padres, con voz de preocupación que sólo acude a nosotros cuando estamos perdidos. Pensé: -“claro, para ellos si debe ser desafiante estos espacios”-. Al oír esas reacciones, deseé volver a ser pequeña para sumergirme ingenuamente en esos laberintos y transitarlos (disfrutarlos) sin esta mirada crítica y fría, adulta, con la que los recorrí.
Esta experiencia en general me permitió reflexionar sobre algunos temas, que son pertinentes en relación a mis prácticas y futuro desenvolvimiento como docente.
Me resultó agradable el haber podido recorrer un espacio nuevo; que me haya gustado, que me proponga volver a visitarlo. Como dije al principio, haberme “permitido” conocer Tecnópolis; el motivo por el cual no había ido estaba relacionado a tema político con el cual yo asociaba ese espacio. Realmente hoy, viéndolo a distancia, y habiendo madurado en ese aspecto, creo que fue una tontería el haberme negado a concurrir a Tecnópolis por ese factor.
Creo que como docentes, y como seres humanos, estamos prefijados de ante mano de ciertos prejuicios, que tristemente a veces, reafirmamos a lo largo de nuestra vida. Generalmente nos vienen dichos, por nuestra familia, creencias, ámbitos a los que acudimos, amistades… a veces porque nos gusta pensar así, otras porque nos da vergüenza pensar de otra manera, los aceptamos; los llevamos en la piel y en la palabra (que es peor) como verdades inamovibles y absolutas. Y casi nunca, o nunca, nos permitimos cuestionalos, entenderlos y reflexionar sobre su significado implícito.

Para pensar riéndonos

Cuando lo hacemos, al menos a mi me ha pasado y me sigue pasando, nos damos cuenta de que nada o poco tiene que ver con la forma en que verdaderamente pensamos o pretendemos accionar.
Me propongo poder liberarme de esos pre-juicios para ser creativa y reflexiva de mi propia existencia. Invito a quien lo lea, a “permitirse” este desafío.


sábado, 1 de octubre de 2016

Clase Abierta de la Prof. Ana Lentini ~ ISPEI Sara C. de Eccleston


Esta clase propone pensar y reflexionar las relaciones entre la familia y el jardín maternal partiendo de la premisa, según Lentini, como una relación compleja pero necesaria. ¿Por qué compleja? Ana Lentini propone desentrañar este interrogante en su charla. Ella es antropóloga y propone una mirada desde este campo disciplinar. Además, esta charla se propone como una clase coral ya que había presente otras docentes invitadas a participar.


Ana comienza tomando el concepto de naturalización de la vida cotidiana que, según Geler, deviene de un accionar pre-juicioso, anterior al juicio. La mecanización dice Lentini es un aspecto positivo ya que nos permite realizar acciones cotidianas sin estar preguntándonos todo el tiempo que hacer.  Pero a la vez, esta mecanización puede ser perjudicial ya que no nos permite reflexionar sobre algunas problemáticas importantes. La vida cotidiana es vida de permanente accionar pre-juiciosos. Nos tranquiliza el hecho de no tener que reflexionar todo el tiempo, pero, dice Ana Lentini en otro ámbitos nos merecemos darnos la posibilidad de reflexionar sobre las cosas que rigen nuestro accionar. Como por ejemplo en el ámbito escolar.
Las personas solemos tener prejuicios de toda índole. Pero dice Ana que uno bajo ningún punto de vista puede llevar esto al ámbito institucional porque además de ser personas, somos docentes y servidores públicos y por lo tanto tenemos obligaciones sociales.
Continúa su charla hablando del concepto de familias en los contextos actuales y pasados. Hoy en día el panorama actual nos brinda un sinfín de conexiones familiares: extendidas, nucleares, diversidad de situaciones de convivencia; las familias son un enorme repertorio de situaciones de convivencia.
Las diferentes formas en las cuales las personas han ido resolviendo estas tres cosas universales, regulación de la sexualidad, la regulación de la procreación y la convivencia. Atraviesa a todos los seres humanos.
La familia ¿qué es? Pregunta al auditorio… algunas valientes contestan que familia son los padres y los hermanos. Lentini tomando esto explica una primera gran diferencia: los lazos de sangre y los lazos de parentesco. Para la escuela (universo de significaciones esperable) en general la familia está constituida por los progenitores que tienen lazos de sangre (consanguineidad).
Hoy en día no podemos definir ni pensar a la familia en estos términos. El mayor revelador para entender a la realidad social actual es que no hay una familia natural, sino que las familias son constituciones sociales… depende del tiempo histórico, sostén social y cultural y regulación del mercado sostiene Lentini. Las representaciones sociales se van complejizando en a medida que las sociedades cambian y “evolucionan”. En Latinoamérica, por mucho tiempo el formato de familia imperante era el monoparental, con un jefe de familia, el padre. A partir de las sucesivas crisis económicas, las mujeres comenzaron a abrirse paso en el mundo del trabajo; cambiando así algunas representaciones sociales como la idea del concepto de jefa de familia o mater-familia. Desde las representaciones sociales, la crianza estaba, y aun en menor medida está, ligada a la madre, actividades maternas esto supone la matrifocalidad (cabeza de hogar).
Sostiene Lentini que cambiar una representación social es mucho más tardío y lerda que el cambio en la realidad. Si nosotros nos preguntáramos a nosotros mismos cual es el ideal de familia y de convivencia tenemos claramente una posición tomada. Pero puertas adentro de una institución, como colectivo docente, esto cambia. Solemos sostener lo que lo que la institución espera de nosotros docentes; a veces buscamos un facilismo de decir que el niño se porta mal porque los padres están separados u otros factores; si el niño no tuviese “inconvenientes” no decimos nada.
Históricamente ¿qué paso con la escuela? Cuenta Lentini sobre una experiencia en la cual una madre va a anotar a su niña a una escuela y en la entrevista inicial le preguntan si la niña fue buscada/querida. Este tipo de entrevistas sirven, dice Lentini, como prontuario para esos niños en la institución. Y muchas veces se los estigmatiza por este motivo.
¿Para qué nos sirve re-presan el concepto de familiaS? se cuestiona la antropóloga.
La marginalidad y la pobreza interpelan la relación con la escuela; éstas provocan cambios en los patrones de vida de las personas; nuevas relaciones interpersonales; nuevas formas de convivencia; los lazos familiares que existen más allá de la convivencia.
Sostiene Lentini y adhiero plenamente con ella que las simplificaciones no son buenas y nos dejan por fuera de un montón de multiplicidades.

Los chicos no aprenden primero en la casa y después en la escuela. No es que una docente no puede enseñarle porque ya viene mal aprendido. La escuela se jactaba, y aún hoy lo sigue haciendo desde mi punto de vista, de ser diferente de la familia y de la sociedad. Lentini dice que la escuela impuesta una distinción entre el adentro y el afuera de la misma, por ejemplo: en tu casa hablás como quieras, pero en la escuela se habla “con propiedad y respeto”… hasta hace un tiempo era un orgullo para los padres no ser citados por la escuela. Porque el tener que acudir a la misma era sinónima de que algo habíamos hechos mal. Esto me trajo casi inminentemente, el recuerdo de mi mamá diciéndome “… que NO me vayan a llamar de la escuela…”; hoy en día ese panorama cambio desde mi punto de vista. Y esta imagen me parece que sintetiza la actual relación familias-escuelas:

Para terminar, Ana Lentini leyó un fragmento del libro “El primer hombre” de Albert Camus que me conmovió por la belleza de sus imágenes y la cercanía que tiene con la realidad social que viven algunos de nuestros alumnos.

“No, lo que los separaba, y todavía más a Jacques que a Pierre, porque esa singularidad era más marcada en su casa que en la familia de su amigo, era su imposibilidad de vincularlos a valores o motivos tradicionales. A comienzos de año cuando le interrogaron, pudo responder naturalmente que su padre había muerto en la guerra, lo cual era en definitiva una situación social, y que era huérfano de guerra, cosa que todos entendían. Pero las dificultades empezaron después. En los impresos que les entregaban, no sabía qué poner bajo el rubro «profesión de los padres». Primero escribió «ama de casa», mientras Pierre ponía «empleada de Correos». Pero Pierre le aclaró que ama de casa no era una profesión, sino que designaba a una mujer que se quedaba en casa y se ocupaba de tareas domésticas.
—No —dijo Jacques—, se ocupa de las casas de los otros y sobre todo de la del mercado de enfrente.
—Bueno —dijo Pierre vacilando—, creo que hay que poner «criada». A Jacques nunca se le había ocurrido esta idea por la simple razón de que esa palabra, demasiado rara, nunca se pronunciaba en su casa —debido también a que ninguno de ellos tenía la impresión de que trabajaba para los otros: trabajaba ante todo para sus hijos—. Jacques empezó a escribir la palabra, se detuvo y de golpe conoció la vergüenza y la vergüenza de haber sentido vergüenza. Un niño no es nada por sí mismo, son sus padres quienes lo representan. Por ellos se define, por ellos es definido a los ojos del mundo. A través de ellos se siente juzgado de verdad, es decir, juzgado sin poder apelar, y ese juicio del mundo es lo que Jacques acababa de descubrir, y junto con él, su propio juicio sobre la maldad de su propio corazón.”


Segunda Salida Cultural

Luis Pescetti con la Banda presentan “Queridos”   Auditorio Belgrano Domingo 21 de Mayo- 17hs. Una vez más, junto a mi compañ...