domingo, 7 de mayo de 2017

Conferencia en La Feria del Libro sobre Expresión Corporal



“La Expresión Corporal en el Jardín” y “El movimiento en la Educación”
por Ruth Harf, Déborah Kalmar y Marina Gubbay.


En la 43.ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires
Domingo 7 de Mayo de 2017 – 20hs.

Con muchísimas ganas asistimos junto a mi compañera Noelia a esta conferencia sobre Expresión Corporal. Con muchísimas ganas ya que una de las expositoras era ni más ni menos que Ruth Harf, que tantas veces hemos leído sus textos sobre la Educación en el Nivel Inicial. Llegamos a la Feria del Libro alrededor de las 19hs, con tiempo se podría decir para poder recorrer un poco, ver algún que otro libro; pero la realidad fue que tuvimos bastantes inconvenientes en encontrar la Sala Bioy Casares, en la cual se desarrollaría la presentación. Cuando al fin llegamos tuvimos que esperar que se desocupara ya que estaba en curso otra conferencia. En ese tiempo, vimos llegar a las expositoras. Es muy raro lo que se siente cuando vez en vivo y en directo a una de las personas que más he leído en el transcurso de mi carrera docente. Sencillamente Ruth Harf se puso a charlas con unas mujeres que también estaban esperando entrar a la conferencia. Realmente con mi amiga nos quedamos atónitas no solo con su presencia sino con su encantadora personalidad.
Entramos a la sala, era pequeña y no había mucha gente. Luego fueron llegando, pero la no fuimos más de 30 personas. El representante de la editorial Novedades Educativas presentó de manera muy cálida a las tres conferencistas y luego le dio la palabra a Harf. Ella comenzó: “la verdad que hablar de Expresión Corporal y no expresarnos corporalmente no va”. Como propuso que se corrieran las sillas y hacer una clase de Expresión Corporal pero no quisieron, comenzó contando que esta es la presentación del relanzamiento de un libro que tiene cuarenta años. Cuando le pidieron que se reedite, ella volvió a leer el material para ver si tenía algo que valga la pena. “La verdad que si, sigue valiendo la pena. Me dan ganas de volver a dar clases de Expresión Corporal de nuevo” dice.
Se puso en contacto con Patricia Stokoe quién quería ver cómo se veía la Expresión Corporal en ese momento dentro del Sistema Escolar Formal y dentro de ella en el Nivel Inicial. “Dos personas más diferentes que Patricia y yo no hay… pero encontramos un punto de equilibrio: yo no sabía nada de Expresión Corporal, Patricia sabía todo; y yo le agregaba mis conocimientos en Didáctica, Educación y con el Nivel Inicial”.
Ese libro sostiene Harf, no fue pensado para saber qué es la Expresión Corporal o cuál es el valor de la Expresión Corporal en chicos, en adolescentes y en adultos ya que Patricia Stokoe ya había escrito sobre éstos. Sin embargo, se proponían la idea de trabajar en lo concreto. Decidieron ponerlo en práctica en el Jardín de gestión Estatal en el que trabajaba Ruth, una sala de 5 años dentro de una escuela primaria. El eje de la unidad en la que trabajaron las autoras fue el “como soy y cómo era”, aludiendo a registrar con los chicos/as todos los sus avances. “Iniciaron las clases, cuenta la Harf, era una escuela de gestión estatal, no había clases de expresión corporal, yo conseguí que me dejaran hacer un proyecto sobre Expresión Corporal, se lo cuento a las mamás y la idea les encantó… tanto les encantó que se incluyeron en el proyecto, yo daba clases con madres y chicos/as”. Como no tenían espacio en la sala debían correr bancos, sacar mesas y ahí fue la primer clave para su clase: ¿y de qué otra manera? El preparar el espacio pasó a ser la clave misma para saber qué es Expresión Corporal: “desarrolló la creatividad de los niños en sacar las sillas metidas en la cabeza, de a tres, con uno sentado arriba como Sillita de Oro… o sea que ya el despejar el espacio era parte de la clase de Expresión Corporal, qué pasa con mi cuerpo, con el de los demás, qué pasa con el uso del espacio y el de los objetos”. Marina acota que en la actualidad se hace lo mismo de dedicar los primeros 10 minutos de la clase para preparar el espacio y terminar 10 minutos antes para acomodar los bancos y sillas de la escuela.
El desafío fue pensar, sostiene Harf, ¿cuándo usar el cuerpo pasa a ser expresión corporal? como manifestación artística y no como modo que cada persona usa el cuerpo. Gubbay cita a Stokoe “Patricia decía expresión corporal en minúscula, es la cotidiana, Expresión Corporal en mayúscula tiene que ver con esta actividad tan valorada por nosotras tres, que es la artística y educativa”.
¿Cuál es el valor de la Expresión Corporal? en tanto manifestación artística, es la posibilidad de modificar lo cotidiano, posibilidad de expresarse, y de crear.
“Este libro sigue teniendo valor, sigue usándose en muchas Instituciones porque intenta entender es: todos tenemos cuerpo, todos nos expresamos mediante de él, y todos podemos usar esa Expresión como una manera de manifestación artística”.
Déborah Kalmar cuenta que “Patricia decía: yo traje, cuando volví de mi formación en Inglaterra, tres tesoros, pero me fue un desafío de toda una vida y las generaciones siguientes que se puedan desplegar: el primero que todos podemos bailar y tenemos el cuerpo: a disfrutar, cuerpo en vida, cuerpo a desplegar lo maravilloso y lo cotidiano, y también la posibilidad, en lo cotidiano de que se genere toda esta sensibilidad; lo otro que ella siempre quiso que lo sensible y lo creador estuviera en la escuela municipal, tanto en la formación de varones y mujeres; que el arte estuviera en la escuela pública; y lo tercero era: generar escuela. Patricia creó escuela, fue una luchadora en lo educativo, en lo artístico, cotidiano, en lo social… en lo cotidiano”.
Para finalizar, Ruth Harf leyó un breve cuento:

“La parte más importante del cuerpo”
Un día mi madre me preguntó cuál era la parte más importante del cuerpo.
A través de los años, traté de buscar la respuesta correcta.
Cuando era más joven, pensé que el sonido era muy importante para nosotros, por eso dije:
- "Mis oídos, mamá".
- "No", me contestó mi madre, "muchas personas son sordas y se arreglan perfectamente".
- "Pero sigue pensando, te preguntaré de nuevo."
Al cabo de unos años me preguntó otra vez, y para entonces yo creía haber encontrado la respuesta correcta. Así que le dije:
- "Mamá, la vista es muy importante para todos. Entonces deben ser nuestros ojos."
Con una sonrisa tolerante me dijo:
- "Estas aprendiendo rápidamente, pero la respuesta no es correcta porque hay muchas personas que son ciegas y salen adelante aún sin sus ojos".
Continué pensando. Mi madre me preguntó un par de veces más, y, ante mis respuestas, la suya era:
- "No, pero te vuelves más inteligente con los años. Pronto acertarás".
El año pasado, mi abuelo murió. Todos estábamos dolidos. Lloramos. Incluso mi padre lloró. Recuerdo esto porque fue la segunda vez que lo vi llorar.
Al momento de darle al abuelo el adiós final, mi madre me miró y me preguntó:
- "¿No sabes todavía cuál es la parte más importante del cuerpo, hijo?".
Me asustó que me preguntara eso justo en ese momento, pues yo siempre había creído que se trataba de un juego entre mi madre y yo.
Pero ella, notando mi confusión, me dijo:
- "Esta pregunta es muy importante. A todas las respuestas que me diste en el pasado, te
dije que estabas equivocado y por qué. Pero hoy es el día en que necesitas saberlo."
Rompió a llorar y la abracé. Entre sollozos y apoyada en mí, me dijo:
- "Hijo, la parte más importante del cuerpo es tu hombro".
- "¿Porque sostiene mi cabeza?", le pregunté.
- "No, hijo, es porque puede sostener la cabeza de un ser amado o de un amigo cuando llora. Algún día de nuestras vidas, todos necesitaremos un hombro para llorar. Yo sólo espero que tengas amor y amigos, y así siempre tendrás un hombro donde llorar cuando lo necesites, como yo ahora necesito del tuyo".
 
 
 
 

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